PROYECTO T-ROOM: ENTORNOS VIRTUALES INMERSIVOS PARA LA EVALUACIÓN Y EL TRATAMIENTO DEL TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA

El Centro de Desarrollo Cognitivo Red Cenit en colaboración con el Instituto de Investigación e Innovación en Bioingeniería de la Universitat Politècnica de València, ha desarrollado un proyecto de investigación, que, bajo el nombre de T-Room, pretende emplear entornos virtuales inmersivos, en el diagnóstico y la intervención del Trastorno del Espectro Autista (TEA). 



Estos entornos virtuales muestran una serie de peculiaridades que los convierten en espacios idóneos para actuar con los niños que padecen dicho trastorno. Una, es la seguridad de los entornos, en los cuales, el terapeuta tiene en todo momento un control de los estímulos a los que va a exponer al niño.

Otra, es su carácter atractivo, dada la atracción que sienten los mismos por la tecnología en general y por los ordenadores en particular, resultado ello de su acentuado carácter predecible. El fuerte impacto visual es también otra de sus potencialidades, dada su memoria de carácter visual.

Por otra parte, todas las intervenciones con entornos virtuales utilizan versiones de escritorio, es decir, el entorno se proyecta sobre una superficie, como puede ser la pantalla de un ordenador o de una televisión, y donde la interacción con el niño se realiza mediante un ratón o joystick. El usuario de este modo no puede moverse físicamente dentro del entorno y no puede vivenciar el entorno como real.

Entorno virtual de escritorio

Sin embargo, con el proyecto T-Room, se contará con un entorno visual inmersivo, es decir, una habitación en la cual se proyectarán sobre sus paredes contenidos naturales y reales en tres dimensiones. En el mismo se podrá hacer una estimulación visual, auditiva e incluso olfativa, mientras el terapeuta desde una tableta controlará en todo momento cuales son los estímulos más apropiados, logrando con ello un elevado grado de personalización de la terapia. 



Entorno virtual inmersivo




En este espacio el niño podrá moverse libremente e interaccionar, a la vez que, mediante dispositivos de actividad electrodermal y cámaras de registro de movimiento, se irán generando datos objetivos sobre la respuesta fisiológica del niño, los cuales, servirán como apoyo al diagnóstico y como punto de partida para la intervención.

La actividad electrodermal se registrará con una pulsera que será colocada en la mano no dominante del niño y que irá transmitiendo las sensaciones que le va produciendo la recreación virtual, es decir, proporcionará respuestas implícitas de los estados cognitivos y afectivos de los niños con TEA.

Pulsera de actividad electrodermal

Los dispositivos de seguimiento de mirada (más conocidos como  Eye Tracking) se utilizarán también para extraer información acerca de dónde está mirando el niño de forma continuada; qué llama su atención; cuáles son sus intenciones e incluso sus estados emocionales con respecto al estímulo. Todo ello se conseguirá utilizando  unas gafas ligeras, sin cables, que están diseñadas para ser usadas en el mundo real, de forma que el niño se sienta cómodo. 



Dispositivo de seguimiento de la mirada

Con todo esto se propone una interacción lo más similar posible al mundo real: “Solamente de ese modo podremos obtener un comportamiento natural del niño y evaluar su interacción como lo haría en su vida diaria, pero siempre teniendo el terapeuta el control del grado de estimulación”.

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